

Cambur de Laura Guarisco (Guarisquín), 40 págs., autopublicado, impreso en risografía, 2019.
Siempre he pensado que la migración venezolana ha permitido, desde un punto de vista lingüístico, evidenciar las particularidades de nuestro español. Si bien muchas veces esta apreciación se da por comparación peyorativa, creo que a otros nos ha acercado a una variante del español que, pese a ser países vecinos, nos resultaba lejana.
En Cambur, de algún modo, resuena esta idea, pues este cómic explora y muestra que el lenguaje es tan poderoso como diverso. En este Laura Guarisco (Guarisquín) recopila una serie de situaciones donde las variantes lingüísticas del español venezolano en el contexto lingüístico colombiano se prestan para malas interpretaciones o ‘chinazos’, lo que le da un toque de humor, pero además muestra cómo lengua y cultura van de la mano. Hecho que solemos comprobar cuando salimos de nuestro territorio…


Cambur, páginas 26 y 27.
De Cambur me encanta el tono amarillo seleccionado, la impresión en riso y el juego de ciertos desfases que coinciden con los ‘desfases’ de significado y, por supuesto, el trazo de Laura que cada vez encuentro más depurado y hábil para contar.
En un par de años probablemente descubriremos con asombro que tenemos incorporado a nuestro léxico palabras de origen venezolano y viceversa, y eso es hermoso, pues al fin y al cabo una lengua, nuestra lengua, seguirá viva siempre y cuando tenga hablantes (¡oh, sorpresa!) y mute, es decir, se incorporen nuevas palabras, modos de hablar, etc… Si la academia no se anima o llega tarde (como suele ocurrir) a documentar este fenómeno, al menos ya tenemos Cambur, que en pocas páginas nos recuerda cuán profundos son nuestros vínculos con el idioma.


Cambur, página 22.